SIMA ha dado grandes resultados con agricultores de otras regiones de Latinoamérica. México podría repetir la hazaña si adopta el uso extendido de esta tecnología.
Hoy en día, cualquier agricultor puede monitorear desde un celular lo que sucede con los
cultivos, sin moverse de su casa; e incluso aprovechar esa ventaja para intercambiar
información con otros colegas en una red colaborativa. El sector agrícola mexicano podría
beneficiarse de la adopción generalizada de este tipo de herramientas.
La responsable de esta tecnología es SIMA, una agtech argentina que, gracias a sus más
de 6.5 millones de hectáreas digitalizadas en América Latina, recolecta, a través de
funcionalidades inteligentes, un mar de datos útiles, que, una vez analizados, pueden ser
utilizados por agricultores para tomar mejores decisiones. Es, a la vez, una app para
registro de datos en campo y una plataforma web de gestión.
Al monitorear cultivos y detectar una adversidad, SIMA emite alertas para los agricultores.
Por ejemplo, si una determinada amenaza escala a más del 50% de un lote determinado,
se avisa al resto de los agricultores que tienen cultivos en la zona, en un radio de hasta 50
kilómetros a la redonda. De esta manera, se crea una dinámica de ayuda dentro de una
comunidad de productores de la región.
SIMA, además, facilita un mejor manejo de la siembra, al llevar un registro de las
máquinas que la hacen, con sus tiempos y asignaciones, el cual es accesible en la
plataforma para todo el equipo, y también permite realizar un conteo de plantas o llevar el
control de cultivos enfermos a partir de fotografías.
Sin embargo, en México el sector agrícola enfrenta retos significativos que han prevenido
la modernización. Por ejemplo, el sector privado ha señalado una brecha tecnológica de
peso, que ha repercutido en menor producción, y a su vez ha llevado a encarecer los
alimentos y a depender de las exportaciones.
No obstante, hay pistas de que la tecnología de monitoreo colectivo podría aplicarse en el
país sin mayor problema. Como muestra, un estudio de la Universidad de Guanajuato
reporta que en promedio el 88% de los agricultores del país utiliza su teléfono celular
durante su actividad en el campo. En este sentido, la falta de conectividad en los campos
no supondría un problema, ya que SIMA funciona 100% offline: pueden tomarse muestras
y recolectar datos sin necesidad de internet, y estos se sincronizan automáticamente con
la nube en cuanto se entre a una zona con conexión.
Los beneficios de la tecnología colaborativa de SIMA ya saltan a la vista en otras regiones
de Latinoamérica. Por ejemplo, en Argentina los agricultores pudieron detectar el
crecimiento exponencial de maleza, para tomar medidas pertinentes.
“Detectamos que las hectáreas de trigo y cebada con posibles dificultades pasaron de 16
mil a más de 82 mil, debido principalmente a la presencia de malezas, lo que representó
una suba del 412,5% interanual durante julio”, comenta Pedro Lafluf, responsable de Data
Science de SIMA.
Por otro lado, en Paraguay, SIMA ayudó a detectar oportunamente brotes de la
enfermedad Roya anaranjada, lo que permitió a los agricultores tomar medidas antes de
que causara daños irreparables en los cultivos.
Pero más allá de detectar problemas actuales, la tecnología de monitoreo satelital de
SIMA permite predecir con precisión alta el futuro de los cultivos, lo cual le proporciona
datos valiosos a los agricultores para poder definir sus inversiones.
“Estamos realizando un trabajo de investigación junto al equipo de NASA Harvest, de la
Universidad de Maryland, para optimizar un algoritmo para la estimación del rinde. En ese
marco, ya se adelantaron resultados sorprendentes, con un aumento del 20% en el nivel
de acierto en los pronósticos de los resultados, sobre los métodos actuales. Este
algoritmo, además, tiene una tasa de acierto superior al 80%, lo que permite saber, dos
meses antes, qué resultados tendrá una cosecha”, explica Lafluf.
Con la implementación de tecnologías de monitoreo como SIMA, el campo mexicano
podría dar ese salto tan esperado hacia la modernización. Los agricultores tendrían
recursos para detectar problemas a tiempo, compartirlos con sus pares, y tomar las
medidas necesarias que lleven a reducir costos, aumentar la producción y mejorar la
calidad de los productos.
Yusely Valenzuela Gutiérrez
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